Rara vez los fenómenos, naturales o sociológicos,
suceden de modo aislado. Por ello,
nada tiene de extraño que en la Francia
de “la liberté” prospere “La Manif pour tous” y se persiga a los padres
homosexuales (por el bien de los menores, ¡cómo no!); que en Dinamarca la derecha mas demagógica se
haya hecho con el poder, aupada por un partido antiinmigración (por el bien de
los daneses, ¡claro que sí!); que en Marruecos,
en la playa de Agadir, un grupo de personas insulten y obliguen a vestirse a
una mujer, en bikini, al estar en Ramadán (por el bien de las almas, ¡faltaría
mas!) y que en España un grupo de
“liberadoras” haya edificado un manifiesto para proscribir la Gestación por
Sustitución (por el bien de las mujeres, ¡ora pro nobis!).
Los colectivos afectados
siempre son los mismos: mujeres,
homosexuales, emigrantes, niños… Todo por un interés superior, que solo los
organizadores de vidas ajenas están llamados
a discernir. Es conocido que el común de los mortales poseemos una inteligencia
limitada. Causa suficiente para que no apreciemos, como se debe, los desvelos
que este grupo de damas victorianas,
volcadas en iluminarnos y mostrar el manejo adecuado de la autonomía de los
demás.
Decirle a la mujer lo que puede o no hacer ha sido una
constante de los siglos. De la tutela
total, se ha pasado a polarizar las controversias en el útero. La capacidad
para disponer qué hace con su útero ha caldeado debates y dividido sociedades.
Nada nuevo hay en que un grupo de poder,
receloso de perder su hegemonía, lance soflamas contra la capacidad de decisión
femenina. Por contra, si resulta llamativo el trastorno conceptual y la velocidad
de vértigo con que ahora se mutan los criterios. Actitud esquizoide que considera pecado la decisión de gestar, como ayuda a otrxs, y derecho la decisión de abortar, por las razones
que sean. El mismo órgano, en la misma mujer y con la misma función, genera una
u otra valoración. La foto fija resultante es nítida: “cállate, tonta, que ya te digo yo lo que tienes que hacer”.
Un recorte de libertades que se ha pretendido encubrir con el traje de
la opresión femenina. Pero, dado que las tesis son bastante cuestionables, se
ha acabado recurriendo a lo fácil: el insulto. A ellas y ellos. Para defender a
la mujer empiezan por llamarla “vasija”;
cabe deducir que ellos, nuestros hijos,
son unos “hijos de vasija”. Jamás, a ninguna o ninguno de los que hemos
sido padres/madres a través de gestación subrogada se nos habría pasado por la
cabeza llamar, mucho menos considerar, “vasija” a la mujer que ha ayudado a que
naciese nuestro hijo. Jamás. En cambio estas damas no han dejado títere con
cabeza a la hora de insultar, humillar y vejar. Que, para eso, ellas son instruidas, leídas y han visto
videos con relatos escalofriantes, sentadas en su sofá chester, mientras
toman alguna infusión acompañada de finas pastas de té.
Las élites siempre han
temido perder privilegios. La progre
burguesía intelectual no es una excepción y, con tal de mantener sus cuotas
de dominio político y social, es capaz de conculcar cualquier principio,
incluido el de autonomía femenina. Se clama
por el derecho a decidir de la mujer… siempre y cuándo sea sobre lo que
quieren que decida y como quieren que decida.
¿Qué sería del mundo sin estas próceres de la ética y del más rancio academicismo? Ellas
han venido a esclarecer la negra noche y a decirnos (a decirles) qué es una
mujer y cómo debe portarse y comportarse, que ya está bien de decisiones
equivocadas. Ellas, solo ellas, saben qué es lo adecuado, lo justo, lo cabal.
Paladines de sí mismas,
generalizan sin pudor alguno, sin molestarse en aprender algo sobre otras
visiones, otras voces. “Información no es
conocimiento”, observaba Einstein, en una lección de vida que se les ajusta
como un guante. La mujer, señoras,
mantiene su derecho a decidir durante el embarazo. Así tiene que ser y, en
caso contrario, no se trata de gestación por sustitución y/o no se ha regulado
bien. ¿De dónde han sacado eso de de que “La
maternidad por sustitución niega a las mujeres gestantes el derecho a decidir
durante el proceso de embarazo….”? Es
una pura y simple mentira. Lo que resulta terrible viniendo de quien se
supone representa la esencia de la ética. En realidad no es así, ¿verdad? Ustedes
representan la esencia de su ética
o, siendo precisos, la esencia de su
moralina, con la que pretenden erigirse en el nuevo faro de occidente, en el
renacer de “una unidad de destino en lo
universal”.
Sorprende leer que la
técnica “se inscribe en el tipo de prácticas que implican el control sexual de las
mujeres”. Perdonen, pero creo
que andan un poco atrasadas de noticias. Tampoco deberían creer todo lo que
digan las ministras de sanidad. No hace falta conocer varón, en sentido más o
menos bíblico, para reproducirse. El sexo y la reproducción se disociaron hace
décadas. En concreto en los años 60, con el advenimiento de la píldora anticonceptiva.
Es más, las técnicas reproductivas nos han permitido divorciar sexo, orientación sexual y reproducción. Hoy los tres son
por completo independientes. No dudo que posean muchos títulos y másteres pero,
con estos mimbres, mas parecen filósofas de la mirinda que otra cosa, dicho sea
desde el mayor de los respetos.
Opinan que la gestación por
sustitución no es una técnica de reproducción asistida. Entiendo que hacen esta
afirmación por sus amplios conocimientos
en medicina reproductiva y por considerar erradas las definiciones de las
sociedades médicas, nacionales e internacionales. Ustedes saben qué es
reproducción asistida, porque ¡qué van a saber los especialistas en
reproducción sobre las técnicas de reproducción! Estos profesionales… ay, ay!…
tanto estudiar, tantos cursos, tantas investigaciones… para nada. Por suerte,
un colectivo de sabias define, al fin, lo que es o no asistencia médica a la
reproducción. Señoras, ¿no les estará
pasando como al borracho que, conduciendo su coche en dirección contraria,
por una carretera muy concurrida, exclamó: ¡están
todos locos!!?
Su afán de denigrar (de vetar)
les lleva a sentenciar “Porque cuando la
maternidad subrogada “altruista” se legaliza se incrementa también la comercial”. A
nadie, con dos dedos de frente, se le ocurriría emitir un manifiesto semejante
afirmando que regular el trasplante de
órganos incrementa el tráfico de riñones. Además, ¿impedimos el trasplante
porque haya gente que trafica? ¿En qué cabeza cabe semejante argumentación? Más
cuando las prohibiciones, en otros temas, ya han dado sobradas muestras de su
inutilidad. La oposición, hasta hace poco casi mundial, a la interrupción voluntaria del embarazo ha
tenido (tiene) consecuencias bien conocidas: muerte, sangre, dolor y personas
lucrándose en el magma de la ilegalidad.
Eso es lo que ustedes están defendiendo con su palabra. Moral victoriana que reprime cuando el
camino es otro. Lo que protege y empodera a la mujer son los marcos
regulatorios sólidos, no las prohibiciones chusqueras. Ustedes ¿de parte de
quién están? Porque a las mujeres les coartan la capacidad de decidir y a los
explotadores se lo sirven en bandeja.
Si se revisa el VI Congreso Internacional Provida Ecuador
2013, se encuentra que el master en Salud Pública, señor E. Koch, puntualizó
que con la legalización del aborto “…se
aprecia un aumento en el número de abortos”. ¿Les suena? Sí, es el mismo
razonamiento. Podemos jugar a permutar, en la proclama, gestación subrogada por
aborto. Será patente cuál ha sido la fuente inspiradora y el modelo emulado por
las victorianas. El paralelismo de argumentos,
entre las firmantes del manifiesto y sectores ultraconservadores opuestos al aborto
libre, debería hacer reflexionar, a muchas y muchos, sobre el espíritu que las
damas quieren imponer.
La mujer no se ha librado de
las garras del patriarcado cuando ya el
matriarcado clava sus colmillos, sedientos de poder, marcándole el camino a
seguir. Pretenden devolvernos a otra época, una en que las mujeres eran, simplemente,
seres uterinos. El útero es sagrado y
ustedes las sacerdotisas vestales encargadas de la buena Liturgia del Culto
Uterino y la Disciplina de sus Sacramentos. Por descontado, para un mejor
empoderamiento femenino. ¡Aleluya!
Señoras, que discrepen y
defiendan su ideología es completamente legitimo. Que pretendan amordazarnos,
desaparecernos, no.
Pedro Zerolo dijo que "En su modelo de sociedad no quepo yo, en el mío si cabe usted".
¡Cuanto podrían haber aprendido de él si
hubiesen tenido oídos para escuchar y ojos para mirar!
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