domingo, 31 de enero de 2016

NOELIA O EL SÍNDROME DE ROKITANSKY

El pasado 11 de diciembre de 2015 publicábamos en la página de facebook de la Asociación, un artículo médico sobre el potencial reproductivo de las mujeres con síndrome de Rokitansky-Küster-Hauser (MRKHS), sobre las posibilidades que tienen para llegar a ser madres.

El síndrome se caracteriza por la ausencia congénita de útero, acompañada o no de otras alteraciones genitales pero, habitualmente, con ovarios normales, funcionantes.

Tras la publicación del post en FB, varias personas nos pidieron el original del artículo para leerlo en detalle. Y fue a través de la misma red social como una pareja me localizó y quiso verme para contarme su caso. Quedamos un viernes, varios días después, en casa.

Noelia y Arnau fueron muy puntuales. Unos saludos de rigor, unas frases banales y en seguida entramos en materia. Me contaron su problema. Síndrome de MRKH. 33 años ella; 31, él. Siempre supieron que no podrían tener hijos y su vida la habían adaptad a esa “verdad”. No habían dado otros pasos. Ni siquiera sabían que hay asociaciones de mujeres con Rokitansky. Nada más hasta hace unos meses, cuando un comentario en televisión les pellizcó el estómago. Ni se miraron ni se dijeron nada. Empezaron a leer, a investigar. Por separado, claro, y temiendo que el otro, la otra, lo descubriese y no entendiese o se sintiese mal o…. 

Todo les llevaba a la Gestación Subrogada. Pero no fue hasta leer el artículo, cuando entendieron que no eran un caso único, que muchas otras familias antes que ellos habían deseado un hijo, que muchas antes lo habían logrado y que no era una locura o una temeridad. Noelia le enseñó a su chico la publicación médica y lloraron juntos.

Lo primero fue hacerse unos análisis hormonales. Noelia se los había hecho años antes y le habían dicho que sus ovarios no tenían problema alguno. Pero quiso hacer todo de nuevo y ampliado, quiso mirar su reserva ovárica, sus hipófisis,… todo. Solo para ratificar lo que siempre había sabido: sus ovarios estaban bien. Muy bien.

Aquella tarde, en casa, lo tenían casi todo hablado y resuelto. Hablar conmigo era solo un trámite para ellos, era comprobar que lo que habían pensado, intuido, decidido, estaba en el buen camino. Su idea era ir a Ucrania. Habrían preferido un país con sentencia judicial de filiación, pero en esos lugares la sanidad es muy cara y el dinero no les llegaba. Hablamos de cosas diversas, de si hacer la estimulación ovárica en España o en Ucrania, de posibilidades, de… en fin, de todo lo que ellos ya sabían, pero que querían oír de otros labios.

Casi al final me dijo que quería hacerse socia de SNH -No hace falta –repliqué- la información no va atada al compromiso de asociarse-.

Me miro muy fija (apabulla la fijeza con que mira esta chica) y dijo –Lo sé, pero creo que es la única forma de luchar por los derechos míos y de muchas otras. Y por los derechos del hijo que ahora sé que voy a tener. Además, seguro que será más fácil hablarle de cómo nació si conoce a más niños y niñas como él-. Impresionaba. Su claridad. Su precisión. Era como si algo hubiese activado resortes dormidos que ahora funcionaban a la perfección. “Si”, dijo Arnau leyendo mis pensamientos, “yo a veces también la miro y pienso, ¿cuándo ha crecido tanto en todo esto?” Sonreí, fascinado. 

Entonces volvió a hincarme sus ojos y agregó: -lo que más me fastidia (la palabra fue otra, pero seamos correctos) es que se me discrimina por mi orientación sexual. Tanta defensa de la mujer, de la igualdad, de no discriminar por género u orientación y a mí se me discrimina por eso-.

Me quedé congelado. No entendía nada.

-Si fuese lesbiana podría tener un hijo en España. Incluso la sanidad pública me estimularía los ovarios, me sacaría óvulos, los fecundaría y mis embriones los podría gestar mi pareja y seriamos madres. Pero… pero soy heterosexual y con eso me condeno, y condeno a mi pareja, a ser infértil. Si fuese lesbiana la ley me ampararía. Soy heterosexual. Me tengo que ir de España para ser madre. Mi solidaridad sirve para otras. A mí, por como soy, no me sirve de nada.-

Y se marchó, los ojos brillando, la cara arrebolada, la mandíbula encajada.

En realidad las cosas no son así. Aunque miles de mujeres lo vivan como una discriminación, no es tan simple. Claro que no lo es. Sin embargo...
Desde entonces he reflexionado más de una vez sobre esa tarde y sobre las cosas de la vida, o de la orientación sexual, o de los derechos de las personas, o de las políticas que viven a la sombra de la mamandurria,…. Sé que no es todo tan definido. Ni los blancos son tan blancos, ni los negros, tan negros. Y la escala de grises ¡es tan amplia!

No he vuelto a ver a Noelia.
Aunque, de vez en cuando, escucho, nítida, su acusación: si fuese lesbiana podría tener un hijo en España.
Pero no lo eres, Noelia, no lo eres.

1 comentario:

  1. Una opción mejor es la adopción? ¿Mejor para quién? ¿Sabes tú lo que es mejor para mí? ¿Si puedo ser padre biológico de un niño es mejor opción adoptarlo? ¿Por qué no adoptas tú además de tener tus propios hijos biológicos?
    engo amigos que están en lista para adoptar, siendo la lista de espera de 6 a 7 años. Y están deseando darles una familia a esas criaturitas.
    Se demora tanto la adopción por la cantidad de papeleo y trámites burocráticos que conlleva, vergonzoso.
    Cuando se define que hace falta un embarazo subrogado?
    Es obligación peregrinar por todos los tratamientos anteriores posibles?
    Debo someter mi cuerpo a los experimentos que indiquen médicos y clínicas?
    Debo mortificarme con mas y mas frustraciones?
    Que cruel e injusta es la sociedad, que solo condena y juzga...
    Nunca una mano de ternura, contención y aliento..
    Legalizar la gestación comercial tiene serias implicaciones éticas, entre otras, derivar hacia las mujeres más vulnerables las huellas físicas y psicológicas que comporta un embarazo y establecer una especie de ciudadanía censitaria, según la cual, las personas con recursos económicos pueden garantizarse que el libre mercado les provea de criaturas a demanda. Permitir la gestación altruista entre personas desconocidas, no nos engañemos, es abrir la puerta para que el negocio de los vientres de alquiler termine lucrándose de los mercados de la precariedad y de la feminización de la pobreza. Hay responsabilidades estatales indelegables, una de ellas es la tutela de unas y unos menores que no pueden quedar al albur de chequeras o intensos deseos personales. Los seres humanos no pueden venderse o regalarse por mucho que haya quien pueda, quiera o desee tenerlos. Pensemos antes de actuar.

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