miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cartas de las familias afectadas


Publicamos el texto enviado por una de las familias afectadas:

Después de muchos meses esperando a que encuentren una solución para registrar a nuestros hijos, es curioso que se redacte una instrucción que dicen que es la mejor solución, pero, ¿es la única vía para resolver?, ¿es necesario aportar datos personales de la señora que libremente y concienciada del bien que estaba haciendo decidió gestar a nuestros hijos y traerlos al mundo?. Sinceramente, no creo que sea necesario aportar un juicio de paternidad para velar por el interés de una señora, en nuestro caso americana cuando por ese interés ya se vela en su país de origen y por cierto con bastante seriedad y respeto. Por el bien de quién tienen que velar es por el de nuestros hijos que llevan meses en el limbo legal, desprotegidos social y jurídicamente hablando, sin ningún documento que diga quienes son sus padres en su propio país.

Hablemos con claridad; ¿por qué están tan preocupados por el interés de las gestantes?, ¿para qué quieren sus datos personales y con qué finalidad?, ¿no es suficiente con un certificado de nacimiento extranjero con la apostilla de la Haya?. Parece ser que no, y seguramente también le pedirán partida de nacimiento a ella, su pasaporte y si nos ponemos así, hasta su contrato de trabajo, si lo tiene. Todo esto tiene un trasfondo más político y algunos tintes homófobos.

Es más que evidente, y ha quedado demostrado, que la instrucción 15317 se ha redactado para los matrimonios del mismo sexo que recurren a esta técnica de reproducción asistida ya que ningún cónsul pondrá en duda el registro de un bebé de un matrimonio heterosexual, no lo han hecho antes y no lo van a hacer ahora, porque eso es normal para ellos. Según otros criterios, lo nuestro no es normal. El deseo de ser padres va con la condición humana y no con la condición sexual, nuestro deseo es criar, educar a un hijo y transmitirle el amor que tenemos, no es nada ni nuevo, ni especial ni diferente al resto, queremos ser PADRES por encima de todo y para ello tenemos que irnos a la otra punta del mundo, hacer un gran esfuerzo personal y económico para cumplir este sueño. Cuando por fin conseguimos cumplir este sueño nos encontramos muchas barreras y obstáculos jurídicos y que para castigarnos a nosotros la pagan con nuestros hijos, eso sí, sólo con los nuestros. 

Sigue existiendo una doble moral, bastante homofobia y un progresismo bastante incoherente; es cierto, que afortunadamente se están produciendo grandes avances sociales, con la ampliación de la ley del matrimonio al no diferenciar la condición sexual de los contrayentes, la ley de identidad de género y con la ampliación de la ley del aborto. De esta última me gustaría dar mi opinión; cuando una mujer se queda embarazada y no desea tener ese hijo, puede interrumpir ese embarazo antes de las 20 semanas sin ningún problema y con cubertura jurídica. Lo respeto, porque dudo que la gente recurra a la interrupción de un embarazo a la ligera y seguro que tiene casi siempre un trasfondo doloroso y no deseado. Yo, personalmente no me considero si es que hay que posicionarse como pro- o antiabortista, no es mi forma de pensar, porque respeto profundamente el que alguien tenga que interrumpir un embarazo, eso sí, seamos claros, están impidiendo que se produzca un nacimiento y una nueva vida y hay que dejarlo claro, no voy a entrar a juzgarlo pero también estaría muy bien, incluso mejor, facilitar que esos embarazos no deseados llegaran a término porque hay muchas personas deseando tener hijos y no pueden y podrían darlos en adopción incluso antes de darlos a luz. Esto es modernidad, progreso y un avance social, vale, pero si interrumpir un embarazo impidiendo que se produzca un nacimiento y una nueva vida es un avance, ¿por qué no se le permite a una mujer decidir libremente quedarse embarazada, gestar y dar a luz al hijo de otro persona que lo desea con todas sus fuerzas?. ¿Esto no es un avance social?. Pues sí, es dar vida, felicidad, es humanidad, generosidad y solidaridad. Eso es la gestación subrogada, una técnica de reproducción asistida en la que participan unos padres con el deseo de serlo y una mujer que libremente, porque está preparada física y sicológicamente para hacerlo, decide ayudar a otros para traer una vida al mundo, el hijo de otros. Si el aborto es un “derecho” de la mujer, la gestación subrogada también lo debería ser, y lamento posicionarme, porque en este último se da vida.

Ricardo Lucas Rodríguez, padre por gestación subrogada

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